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Popper en tu corazón

Hace algunas eras geológicas, mi amigo Abel Quiroga, conocido activista de la comunidad LGBTTTIQH de Monterrey, me habló sobre los poppers y su expansiva función que propicia poner el culito en posición de decir “o” mayúscula.

Los hados buenos, o malos quizás, impidieron que yo disfrutase el efecto del popper. ¡Por supuesto que conseguí uno, no me iba a quedar con la duda! Hasta después comprobé sus efectos. Sólo diré: Ok.

El popper es una mutación, por así llamarla, de droga que sirve para propiciar el afloje de los orificios corporales. Está hecha de nitrito de amilo, nitrito de butilo y nitrito de isobutilo, los cuales expanden las sensaciones sexuales y ayudan a que un@ se ponga más flojit@.

Los poppers definitivamente son una sustancia recreativa más propicia para quienes van usar el culo, por eso se dice que es una droga para la banda gay, pero les recuerdo querido público, que hay un amplio sector de la población femenina que también gusta por detrás. Y además a un gran sector masculino buga heteroflexible, que pide atención a su galletita.

La sensación al inhalarla es poderosa, porque además huele muy fuerte. Es una sustancia que no debe ni por error beberse o caer en la piel o los ojos. Es de mucho cuidado. Y también me refiero a de que si estás en un ánimo mamila y pones velitas por todos lados porque vas a celebrar al orto, habrá un flamazo por el popper.

Hay que dejar constancia de que el consumo de las sustancias como el popper, es un acto de riesgoso, tal y como sucede con otros aditivos. No lo recomiendo, no lo hagan en casa, actúen bajo su propia responsabilidad.

No andamos metiendo miedo a consumir poppers o que cada quien haga lo que se le ponga en los cojones / ovarios. Debemos de crear conciencia sobre el impacto de las drogas y otras zonas felices, antes de meterlas como recreo para el fornicio.

El popper por ejemplo, causa un efecto inmediato al inhalar del frasquito en que viene, sin embargo dura poco el avión. El ritmo cardiaco se acelera, la sangre circula más rápido, porque es un vasodilatador. Actúa bajo el mismo principio que los medicamentos en contra de la disfunción eréctil.

Pero en este caso nada más da el tirón: el culito empieza a actuar con la velocidad de las plantas y se abre como flor carnívora esperando su trozo.

No me parece que la distensión de la vagina sea una buena idea, como podría suceder con los poppers, a menos que se quieran poner en un mano a mano con su perrito. Es más trabajo para nosotras, quienes lo que queremos es hacer la prensa vaginal, no desguangarse, o sea perder el control de nuestro apretamiento.

Pero produce un efecto feliz y sanguíneo, porque sentiremos el cuerpo efervesciendo por un ratito. El resto del jale lo tienen que hacer ustedes. No se trata nada más de dar de inhalar para luego ir a habitar los hoyos.

El consumo de este aditivo, por supuesto, tiene muchas contraindicaciones, y una de ellas es que puede ocasionar ciertos asegunes con la erección. La retrasa, la alenta y quizás el pene, que no sabe si va o viene, no sea muy activo en el meneo.

Pero la apertura de los orificios nos ofrece la oportunidad de explorarlos más a gusto, sin olvidar usar el lubricante a base de agua para que no se vayan a la bárbara. Una cosa es que expanda los agujeros, pero siguen sin ser de hule.

Al ser una sustancia con fuertes químicos, está contraindicada para personas con presión alta y baja, con historial de anemia, y no son recomendables para personas portadoras de VIH porque los poppers ahuitan en sistema inmológico después de su uso. Cualquiera al inhalarlo, probablemente se encuentre más vulnerable y con las defensas más bajas.

Sobra decir que las embarazadas no deben utilizar poppers, así como tampoco deben mezclarse con la ingesta de drogas, estimulantes y alcohol. No le metan más emoción a la montaña rusa.

El consumo de popper nos eleva, sí pone, pero es un poco aturdidor y es fuerte, porque su olor hace que te tiemblen las pestañas. Es un aditivo que pone a modo el culo.

Pasarás por aquí: elia.martinez.rodarte@gmail.com